Balú quería impresionar a sus amigos, los demás osos polares, subiéndose en una bola de nieve gigantesca. No se había parado a pensar que había una pendiente descomunal justo detrás de él, y ahora el oso polar se está precipitando en una carrera imparable ladera abajo. Con su equilibrio natural ha conseguido mantenerse en pie, ¿pero por cuánto tiempo? En su camino rodará entre pingüinos, ciervos y otros animales a los que tendrá que esquivar.