La boutique Altar está sumida en el desorden más absoluto. ¿Y quién tiene la culpa? ¿Los ladrones? No exactamente… ¡Es que la dueña no ha sacado a su perro esta tarde y el cachorro estaba que se subía por las paredes! Se lo ha pasado genial correteando y volcándolo todo, ¡pero ha ensuciado hasta los trajes de novia! Deprisa, ¡limpia todo antes de que lleguen las clientas!