Lo normal en una rana es que esté satisfecha sentándose en un nenúfar, engullendo a los insectos que revolotean por la charca. Pero en este juego vas a conocer a la rana Pascuala, que tiene tanta hambre que ha hecho una expedición a la gran ciudad, ¡para hincharse a comer! Aquí hay más moscas de las que puede comerse una rana en su vida, para el regocijo de Pascuala. Haz que salte de un lado a otro, con cuidado de que no se le quede pegada la lengua a un poste de la luz... ¡eso sería un buen shock!