Érase una vez…
Por desgracia, la madre de la bondadosa Ella murió. Pasó el tiempo (como es un cuento de hadas, no sabemos cuánto), y su padre se volvió a casar. ¿Con quién? Con Lady Tremaine (para ti y para mí, la madrastra cruel y despreciable). Sus dos hijas, Anastasia y Drisella, han salido a su imagen y semejanza. Pura simpatía (no).
La señorona y las dos «encantadoras» señoritingas se acomodan en casa de Ella al tiempo que su padre desaparece misteriosamente (con toda la pinta de que lo han asesinado), y con ellas llega la miseria absoluta para Ella. Literalmente, miseria: con las ropas hechas jirones y una «familia» que la utiliza como sirvienta.
(Ejem, ¿¿¿por qué va de verde si se supone que es el príncipe azul???)
Pronto, pronto…
¡Sooo, un poco de calma! La historia es algo así:
Ella se encuentra con el príncipe, los dos se enamoran a primera vista, Ella hace explotar a su madrastra y hermanastras, ¡se casa con el príncipe y tienen muchos hijos y son muy felices! ¡Tacháaan!
Vale, nos lo hemos inventado un poco. Ella conoce al príncipe sin saber que es el príncipe, y entonces se enamoran locamente porque es un cuento y no nos da tiempo a que se conozcan primero... hasta ahí todo cierto. Pero luego la casa real anuncia un graaan baile al que están invitadas todas las jóvenes casamenteras (en español, chicas solteras). Peeeero, cómo no, la mezquina Lady Tremaine mete sus grotescas narices y prohíbe a Ella asistir. ¡Vieja envidiosa! Total, que el resto ya te lo sabes: una calabaza, un hada madrina, un zapato de cristal, y a vueltas por el reino.
¡¿Qué?! ¿Que ya te sabías la historia de Cenicienta? ¿Te la hemos contado para nada? ¡Podrías haberlo dicho antes!
Pues vale, pasa directamente a ver el trailer de Cenicienta 2015
En fin, que ya que estamos, os vamos a decir por qué nos encanta la nueva película de Cenicienta: